Introducción.
Siempre le había deseado. Hacía tantos años desde el inicio que Eiji juraba era así. Cada día en silencio, con tal angustia que había veces en que dejaba de sentir placer al verle, obtener su atención o siquiera escuchar el timbre de su voz. Era un ansia callada que con el paso del tiempo sólo pudo ser menguada con caricias, besos
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